lunes, 3 de diciembre de 2012

Trilogía "El Caballero Oscuro"- Batman Begins

Por Javi Marrero 

He decidido comenzar a realizar un análisis de las películas que me hayan tocado la vena cinéfila. Sí, esas películas de las que, por algunos fallos que tengan, sales con los pelos de punta, el alma llena y la cabeza dándote vueltas mientras te maravillas con lo que acabas de ver.

Y la primera serie que comentaré será la trilogía de Batman de Christopher Nolan, mi director favorito.

¿Quién es Batman? El archiconocido héroe enmascarado, vigilante nocturno y justiciero de Gotham de DC Comics. Ésa sería la respuesta fácil, ¿verdad? Y nos quedaríamos tan anchos, y a la hora de adaptar el personaje para la gran pantalla haríamos un bodrio apocalípticamente horrible como el que montó Joel Schumacher allá por los años 90. Y no queremos eso, no señor. El ejemplo a seguir es el de Chris Nolan, que se lo jugó todo por este personaje, lo hizo crecer, lo hizo caer y lo convirtió en leyenda.

Podría pasarme toda la entrada hablando de Batman y no acabaría, pues es tal la multidimensionalidad que se le ha dado al héroe del cómic que el blog sería interminable. Así que, como el director de Memento hizo, empecemos de forma lógica: desde el principio.

BATMAN BEGINS
País: Estados Unidos
Año: 2005
Duración: 134 minutos 
Género: Acción, aventuras, thriller, suspense 

Director: Christopher Nolan
Producción: Emma Thomas, Charles Roven, Larry Franco
Guión: Christopher Nolan, David S. Goyer.
Historia: David S. Goyer, basada en el personaje "Batman" de DC Comics (Bob Kane)

Intérpretes: Christian Bale (Bruce Wayne/Batman), Michael Caine (Alfred), Liam Neeson (Ducard), Katie Holmes (Rachel Dawes), Gary Oldman (Jim Gordon), Morgan Freeman (Lucius Fox) Cillian Murphy (Dr. Jonathan Crane/Espantapájaros), Tom Wilkinson (Carmine Falcone), Ken Watanabe (Ras' Al Ghul)

Música: Hans Zimmer, James Newton Howard
Fotografía: Wally Pfister
Montaje: Lee Smith
Vestuario: Lindy Hemming
Diseño de producción: Lindy Hemming



Un nuevo comienzo. Año 2005. Nuevo director, nuevos actores, nueva historia. Mismo héroe (o tal vez no tanto)

Bruce Wayne (Christian Bale) es el heredero de una adinerada familia de la ciudad de Gotham. Fue testigo presencial de la muerte de sus padres cuando es tan solo un niño. Mientras crece, ve como la injusticia y el crimen aumentan cada día más a su alrededor, por lo que Bruce despierta en su interior un ansia de luchar contra todo aquello que significa el mal para él, para que nadie tenga que sufrir como lo ha hecho él por la pérdida de sus padres. En su búsqueda hallará la forma de vencer todos sus miedos y revestirse de los mismos hasta transformarlos en un símbolo que usará contra sus enemigos. Batman acaba de nacer

El apartado técnico del filme está especialmente cuidado. La atmósfera pesada, lúgubre y agobiante de Gotham se transmite a lo largo de casi toda la película, acompasada con la presencia del vigilante nocturno. Y esto se consigue con la banda sonora profunda y potente de Hans Zimmer, los planos (medidos y cuidados hasta el más mínimo detalle) y la gran ambientación que posee este título. Aún recuerdo la fuerte impresión que me dio esta película hace ya más de siete años (tendría yo once) y todo lo que me transmitió (mucho miedo y confusión, pero especialmente emoción y motivación). Hoy, con dieciocho, sigo viendo esta película y me sigo sorprendiendo por la genialidad del matiz realista de la historia contada.

Miedo: primer mal de Batman (y posiblemente, el mal que da lugar a todos los demás). No es algo físico, ni tangible, pero existe. Está presente en nuestras mentes y se extiende por todo nuestro cuerpo, disfrazándose de símbolos, objetos, animales o seres humanos. Elementos de la realidad que son capaces de meter tal desazón en nuestra alma que nos deja indefensos y sin ninguna posibilidad de levantarnos. Ante esto, Bruce Wayne se rebela. Aprende una lección muy importante: el miedo es parte de nuestra naturaleza, nuestra alma, nuestro ser. Y hay que vivir con él, vencerlo, domarlo...usarlo. 
El murciélago es el mayor miedo de Bruce, el símbolo de la muerte de sus padres. Si no hubiera sentido miedo nunca habría pasado nada, y nunca habría sentido miedo de no haberse caído al pozo. Es decir, el murciélago representa los fallos de Bruce Wayne, sus mayores temores, sus fracasos y sus pérdidas, la soledad. Y esto es terrorífico para él, por lo que su mayor debilidad se convierte en su arma más poderosa. Deja que la oscuridad le envuelva, permite que su miedo aflore y se acaba adaptando a él, lo admite en su vida y lo acaba dominando. Y entonces nace su alter ego: el Hombre Murciélago.
 Mientras lucha contra criminales y corruptos, surge un enemigo que pondrá a prueba la debilidad y fuerza de Batman: el Espantapájaros. Este psicópata utiliza un gas del miedo que es capaz de amilanar hasta al mismo hombre murciélago. Será el causante de un caos mayor, al tratar de utilizar el miedo como un arma, pero con otros fines muy distintos a los del héroe, fines que surgen de la mente del villano principal en esta película: R'as al Ghul.

Maestro y mentor contra pupilo. Duelo de cuerpo y mente. La prueba final que tendrá que afrontar Bruce para ser digno de llevar el murciélago en el pecho, señal de que ha conquistado sus miedos y, además, sus pasiones. Y es que esta película no solo nos manda un mensaje acerca del primer mal de Batman, sino también de su primera obsesión: el orden. Orden frente al caos y el crimen, frente a los que atacan y amenazan y los que finalmente matan y destruyen. ¿Dónde está la línea entre lo moralmente justificable y lo no permisible? Porque algo por lo que luchas de repente puede transformarte en un monstruo que no duda en hacer lo que sea para lograr su objetivos

Miedo y orden. Mal y moral. Ambos conceptos dados de la mano, personificados con los nombres de Espantapájaros y Ras al' Ghul. Ambos villanos no son otra cosa que deformaciones del héroe, posibilidades nefastas para Batman si cediera a más oscuridad, cruzando el umbral del terror u obsesionándose con el orden de la sociedad. 

Pero no sucede así. El vigilante consigue el equilibrio entre la luz y la oscuridad, aprende a usar la segunda para defender la primera Es un luchador del bien que pelea utilizando el mal. Y en ello radica su mayor virtud, en situarse en equilibrio al borde del abismo y mirar con ferocidad a los que tratan de caer en él. El héroe logra pasar su primera prueba

La leyenda acaba de comenzar

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